Hans y el viajero
Hans y el viajero Neuman
La disertación filosófica de Hans en “El Viajero del Siglo” de Andrés Neuman
Me he encontrado con un soliloquio filosófico en “El Viajero del Siglo” de Neuman, una tertulia bastante interesante a decir verdad, Kant y Shopenhauer describiendo no sólo la crítica de la razón pura, o la filosofía alemana de los días de la unificación alemana y el viaje a la historia de Bismark.
Esto sólo es posible en una ciudad como Wanderburgo, en la casa de Sophie, que como su nombre lo dice es sabiduría, de la filosofía viene el nombre de Sophie, esto no tiene que ver con “El mundo de Sofía”, sino de una mujer que pretende resolver y romper los esquemas que le dicta la sociedad alemana del siglo XIX.
Ella prefiere leer filosofía que bordar un buen mantel. Leer sobre el nacionalismo que ir a rezar a la iglesia, invitar a las tertulias y ser una gran anfitriona como lo fue doña Manuela la ecuatoriana y qué tal Doña Josefa Ortiz de Domínguez, así inician las grandes revoluciones: de las discusiones.
Son ricos y nada vacilantes los coqueteos entre Sophie y Hans, especialmente porque él siempre quiere irse de la ciudad de la cual es un completo extraño. Aunque a menudo le surge algo que le impide dejarla. Algunas veces el amor y la amistad, otras porque los viajeros muchas veces se conviertes en apátridas o bien todas las patrias son la suya, Hans descubre que la patria no es el lugar donde se nace, sino el lugar donde uno puede construir un hogar y ser feliz. –Ojo hogar no es donde se compra una casa, es el sitio donde se construye una vida, donde se comparten los proyectos, donde la vida fluye ….-
En la tertulia de los viernes por la tarde Hans trata de impresionar a Sophie, quien ya está comprometida con un rico Wanderburgués. Después de mil intentos desesperados por impresionarla, la novela nos muestra la importancia de la filosofía como la madre de las ciencias, pues de ella viene no sólo la razón, también el argumento y el orden lógico de las cosas y el lenguaje. Ojalá nuestros noveles secretarios de educación, federal y estatal pudieran leer esta novela y comprender porque la ciencia, la tecnología y el conocimiento en sí, han avanzado tanto.
Sé que no es inocente que la quieran eliminar de los programas curriculares de la educación básica y media superior, así que vale la pena reconocer la belleza de la filosofía, aunque sea en la novela de este joven argentino (1977). Esta novela es el premio Alfaguara 2009 vale la pena leerla para imaginar un mundo posible en una ciudad que no existe más que en el corazón de Neuman, en un país del Siglo XIX que lucha por la Unificación, en un continente despedazado por los nacionalismos.
Aclaración: Ese tal Neuman además de guapo es brillante, argentino de nacimiento, español porque allí se avecindo, wandergurgués de corazón. Como Ángel Rama lo diría durante su periplo Uruguayo “Tal vez yo sea el primer apátrida con patria, y como mi patria el mundo” o algo así no recuerdo bien la frase, así que perdón por la cita casi textual. – “El diario” de 1984. Tengo una bonita edición que me regaló el gran amigo, escritor y editor Javier Lasarte Valcárcel, de la editorial la Nave va.
Me he encontrado con un soliloquio filosófico en “El Viajero del Siglo” de Neuman, una tertulia bastante interesante a decir verdad, Kant y Shopenhauer describiendo no sólo la crítica de la razón pura, o la filosofía alemana de los días de la unificación alemana y el viaje a la historia de Bismark.
Esto sólo es posible en una ciudad como Wanderburgo, en la casa de Sophie, que como su nombre lo dice es sabiduría, de la filosofía viene el nombre de Sophie, esto no tiene que ver con “El mundo de Sofía”, sino de una mujer que pretende resolver y romper los esquemas que le dicta la sociedad alemana del siglo XIX.
Ella prefiere leer filosofía que bordar un buen mantel. Leer sobre el nacionalismo que ir a rezar a la iglesia, invitar a las tertulias y ser una gran anfitriona como lo fue doña Manuela la ecuatoriana y qué tal Doña Josefa Ortiz de Domínguez, así inician las grandes revoluciones: de las discusiones.
Son ricos y nada vacilantes los coqueteos entre Sophie y Hans, especialmente porque él siempre quiere irse de la ciudad de la cual es un completo extraño. Aunque a menudo le surge algo que le impide dejarla. Algunas veces el amor y la amistad, otras porque los viajeros muchas veces se conviertes en apátridas o bien todas las patrias son la suya, Hans descubre que la patria no es el lugar donde se nace, sino el lugar donde uno puede construir un hogar y ser feliz. –Ojo hogar no es donde se compra una casa, es el sitio donde se construye una vida, donde se comparten los proyectos, donde la vida fluye ….-
En la tertulia de los viernes por la tarde Hans trata de impresionar a Sophie, quien ya está comprometida con un rico Wanderburgués. Después de mil intentos desesperados por impresionarla, la novela nos muestra la importancia de la filosofía como la madre de las ciencias, pues de ella viene no sólo la razón, también el argumento y el orden lógico de las cosas y el lenguaje. Ojalá nuestros noveles secretarios de educación, federal y estatal pudieran leer esta novela y comprender porque la ciencia, la tecnología y el conocimiento en sí, han avanzado tanto.
Sé que no es inocente que la quieran eliminar de los programas curriculares de la educación básica y media superior, así que vale la pena reconocer la belleza de la filosofía, aunque sea en la novela de este joven argentino (1977). Esta novela es el premio Alfaguara 2009 vale la pena leerla para imaginar un mundo posible en una ciudad que no existe más que en el corazón de Neuman, en un país del Siglo XIX que lucha por la Unificación, en un continente despedazado por los nacionalismos.
Aclaración: Ese tal Neuman además de guapo es brillante, argentino de nacimiento, español porque allí se avecindo, wandergurgués de corazón. Como Ángel Rama lo diría durante su periplo Uruguayo “Tal vez yo sea el primer apátrida con patria, y como mi patria el mundo” o algo así no recuerdo bien la frase, así que perdón por la cita casi textual. – “El diario” de 1984. Tengo una bonita edición que me regaló el gran amigo, escritor y editor Javier Lasarte Valcárcel, de la editorial la Nave va.
posted by Celina Peña at
7:54 AM
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