El día de reyes

A la casa casi nunca llegaron los reyes, pocas veces, de hecho sabíamos que no existían, de cualquier manera ayer recordé que una noche Yazmin y yo nos dormimos al pie del único árbol de navidad que tuvimos lo sacabamos de la tierra, lo metíamos en una cubeta, lo adornabamos y lo cuidabamos hasta que llegara enero, lo sacabamos y lo volvíamos a meter en la tierra, allí donde se quedaría el resto del año.

Lo mejor de ese árbol es que era parte de nosotras, de la familia, reconozco que mi relación con los árboles ha sido magnífica, el padre árbol que era un gigantesco árbol al que le pusimos una escalera hecha de lazo, donde jugabamos los vecinillos de la calle.

El otro fue el pequeño limoncito, que sembramos con mi mamá, y el más importante es sin duda el de navidad por nuestra relación con la magia de las luces, bueno el padre àrbol tambièn lo fue.