La realidad

La realidad es más  dura que la ficción


Habían  pasado 45 minutos exactamente desde que habían  iniciado los rituales del sueño de los ángeles. Dormían apacibles  mientras  yo dormitaba  y me miraba extraña, traté de dormir  y tuve éxito.

No  recuerdo en que momento  Arturo llego conmocionado te llaman por teléfono. Esa fue sin  duda la llamada que cambió mi vida, que los niños estén seguros sácalos de aquí. Recorrí con la memoria los lugares a donde podía  recurrir, alguien me tendió su mano amorosa y emprendimos la huída, en un pueblo  lejano en medio de un paraje extraño le di los niños a  una mujer que los cuidaría con su propia vida, salieron en otro coche… sus manitas se  tendieron en un extraño  y amoroso adiós, sigiloso el auto se marchó, mi mirada los seguía como queriendo protegerlos con el alma, con el corazón, y por qué no con Dios.

Sé que con tal de protegerlos soy capaz de  todo… hasta de implorar