No entiendo
No entiendo, simplemente no entiendo, y nunca lo he entendido.
Despiertas, me miras, me embarras un beso en la espalda, ya no me contemplas. No sé que pasó pero de repente sin que yo te lo saque a chingadazos de judicial poblano me escribiste dos palabras, esas dos palabras que nunca me podrás decir, pesan tanto sobre tu cabeza y tu racionalismo Heideggeriano que simplemente no las puedes decir: Te amo.
Tuviste que restregarme en la cara que no había leído tu blog, tempranito corrí hacía la maquinita de intercomunicación entre tú y yo. De repente se ha convertido en algo vital, que requerimos de ella, para mediar las emociones y las conversaciones. Y sí , me escribiste te amo.
Pero no entiendo por qué, como un manifiesto me rayaste la madre con un te amo.
Despiertas, me miras, me embarras un beso en la espalda, ya no me contemplas. No sé que pasó pero de repente sin que yo te lo saque a chingadazos de judicial poblano me escribiste dos palabras, esas dos palabras que nunca me podrás decir, pesan tanto sobre tu cabeza y tu racionalismo Heideggeriano que simplemente no las puedes decir: Te amo.
Tuviste que restregarme en la cara que no había leído tu blog, tempranito corrí hacía la maquinita de intercomunicación entre tú y yo. De repente se ha convertido en algo vital, que requerimos de ella, para mediar las emociones y las conversaciones. Y sí , me escribiste te amo.
Pero no entiendo por qué, como un manifiesto me rayaste la madre con un te amo.
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